NO movilices a una persona sin evaluar antes sus capacidades funcionales ¡te enseñamos a hacerlo!

NO movilices a una persona sin evaluar antes sus capacidades funcionales ¡te enseñamos a hacerlo!

Los terapeutas contamos con diversas herramientas estandarizadas para poder evaluar las capacidades funcionales de un paciente 

Desde el Área de Medicina Física y Rehabilitación, el objetivo fundamental de cualquier intervención es disminuir el máximo posible los grados de discapacidad que presenta una persona, llevándola a una máxima independencia funcional y una óptima participación e integración en la vida diaria. 

Para medir el cumplimiento de estos objetivos, la rehabilitación debe tener un instrumento de evaluación que permita cuantificar de forma objetiva el grado de funcionalidad que presenta una persona en un momento dado y medir los cambios que se producen en su tratamiento rehabilitador.  

En este vídeo te explicaremos uno de esos instrumentos, la Escala de Independencia Funcional – FIM(Functional Independence Measure). ¿Qué es¿cómo se usa?  ¡vamos a verlo!

Qué es la escala FIM

La escala FIM evalúa la independencia funcional de una persona, e indica la cantidad de ayuda que un individuo necesita para poder realizar sus actividades básicas. 

Los ítems de la FIM se agrupan en dos dominios principales, motor y cognitivo, con el fin de planificar la rehabilitación. A su vez, permite reconocer y comparar la eficiencia y eficacia de los tratamientos.  

Se han definido 6 áreas de funcionamiento que son; 

  1. El cuidado personal
  2. El control de esfínteres
  3. La movilidad
  4. La deambulación
  5. La comunicación
  6. El conocimiento social.  

Esta escala está construida a partir de 7 niveles de funcionalidad, en dos de los cuales no se requiere la ayuda humana y para los cinco restantes se necesita un grado progresivo de ayuda.  

¿Cuándo evaluar?

La funcionalidad será evaluada por el terapeuta basándose en la observación directa. Esto requiere que el evaluador esté familiarizado con el paciente. La valoración se pasará por tanto durante los 10 días iniciales de rehabilitación. 

Otra manera de hacerlo sería en las primeras 72 horas de ingreso y 72 horas previas al alta para registrar los resultados y poder compararlos.  

¿Cómo se puntúa?

Existen 18 aspectos a evaluar, asignando una puntuación de 1 a 7 a cada uno de ellos. Se anota 1 punto si la persona no es capaz de realizar la acción evaluada y va subiendo la puntuación en función de su capacidad para realizarlo de manera autónoma, hasta llegar a 7, que sería la puntuación de una persona totalmente independiente.  

Pongamos el ejemplo de una transferencia de cama a silla: 

  • 7 puntos: la persona tiene una independencia completa para realizar la transferencia.
  • 6 puntos: la persona es capaz de realizar la actividad de manera independiente, pero se ha necesitado modificar algo para ello, por ejemplo, utilizar productos de apoyo para la transferencia, como una tabla. (100% de independencia).
  • 5 puntos: la persona necesita tan solo una supervisión, por ejemplo, por riesgo de lesión o caída o requiere pautas para realizarlo en un tiempo adecuado.
  • 4 puntos: la persona necesita asistencia mínima, es decir, si es capaz de realizar al menos el 75% del esfuerzo con ayuda.
  • 3 puntos: la persona necesita una asistencia moderada, es decir, si colabora con al menos la mitad del esfuerzo.
  • 2 puntos: la persona necesita una asistencia máxima, es decir, realiza entre un 25 y un 50% del esfuerzo.
  • 1 punto: la persona necesita una asistencia total, realiza menos del 25% de esfuerzo y no colabora en ninguna tarea.

Es necesario hacer esta evaluación periódicamente para comparar los progresos en su proceso rehabilitador. Además, compartiremos el resultado de la valoración y daremos las pautas pertinentes para la movilización de ese paciente con sus profesionales de referencia, ya sean del equipo técnico del equipo auxiliar.

Diversos estudios de confiablidad en el uso de esta escala demuestran que es un instrumento muy válido, para la evaluación de los niveles de independencia en el ambiente clínico. Además, posee validez para monitorizar los avances en el estado funcional de los pacientes sometidos a rehabilitación.

Lara Alamín
Terapeuta Ocupacional y Técnica formadora

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